por Brij Mohan
Algunas personas se quejan de estar demasiado ocupadas: dicen que dedican todo su tiempo a tareas importantes que parecen no terminar nunca y que no tienen tiempo libre. En el otro extremo del espectro están aquellos que están inactivos todo el día y mientras algunos están contentos con esto, otros esperan o buscan una oportunidad para hacer algo útil, ya que esto les da un sentido de autoestima.
Si uno tiene que elegir entre estos dos destinos, definitivamente es mejor tener las manos ocupadas que pasar el día sin hacer nada. Es una bendición estar ocupado, pero la bendición viene disfrazada de trabajo, por esto no la reconocemos. Sólo más tarde, cuando el trabajo da frutos, miramos hacia atrás y agradecemos haber tenido la oportunidad de contribuir a su realización.
Permanecer ocupado en un trabajo útil es una buena manera de utilizar el tiempo y los recursos puestos a nuestra disposición. Quien está ocupado tiene mucho que hacer, lo que le impulsa a gestionar su tiempo de forma eficiente y a ser más productivo. Es más probable que se prioricen las tareas y se concentren en hacer las cosas. Estar ocupados con actividades y responsabilidades significativas nos da un sentido de propósito y dirección. Nos ayuda a sentirnos más comprometidos y realizados, lo que nos lleva a la satisfacción y el bienestar generales. Completar y finalizar las tareas permite lograr metas. El estar ocupados también genera una sensación de logro, lo que a su vez aumenta la autoestima y la motivación.
Son las personas dedicadas y responsables las que tienden a estar ocupadas, porque son a ellas a quienes otros les confían tareas importantes. A menudo, esto puede implicar enfrentar nuevos desafíos, los que pueden brindar nuevas oportunidades para el desarrollo y crecimiento personal en términos de aprendizaje de nuevas habilidades y ampliación de nuestros conocimientos.
Hay beneficios más sutiles y poderosos de estar ocupado. Cuando utilizamos bien nuestro tiempo, hay una sensación de satisfacción y no de arrepentimiento. El tiempo, se dice, es dinero. En cierto modo, es más valioso que el dinero ya que la riqueza perdida se puede recuperar, pero el tiempo que ha pasado nunca regresa. El ahorrar tiempo comienza con cuidar de nuestros pensamientos. Si tenemos poco o ningún control sobre nuestra mente, no podemos utilizar nuestro tiempo de la mejor manera posible. Los pensamientos inútiles, no deseados y negativos consumen nuestro tiempo sin que lo sepamos. Cuando nos damos cuenta, ya es demasiado tarde. Para evitar este destino, es esencial tener suficiente dominio de la mente para que pensemos sólo lo necesario, en el momento adecuado y de la manera adecuada. Además de costarnos tiempo y energía mental, los pensamientos incontrolados pueden provocar depresión, manías, palabras desenfrenadas y algunos problemas.
Se dice que una mente ociosa es el taller del diablo, porque es allí donde surgen los malos pensamientos y el despilfarro de ideas. Pero incluso el diablo se mantiene alejado de quien está ocupado, porque sabe que no solo no sería bienvenido, sino que no habrá tiempo para él. Esto significa otro beneficio. Los pensamientos inútiles y negativos consumen nuestra energía mental y debilitan el alma. Una mente que está ocupada en el trabajo no sólo permanece alerta y activa, sino que también es fuerte, ya que se salva del despilfarro de energía.
No sólo eso, ya que el trabajo es el medio por el cual creamos nuestra fortuna. Se dice que la diligencia es la madre de la buena suerte. Quien está ocupado productivamente siempre está creando su fortuna. Y a los que están ocupados nunca les falta tiempo, porque el tiempo dura lo suficiente para quienes lo aprovechan bien.
B.K. Brij Mohan , es Secretario General Adjunto de Brahma Kumaris.
THE DAILY GUARDIAN 13 DE ABRIL 2024 Nueva Delhi