Cuando cambiamos,  el mundo cambia

Al enfocarnos en nuestro propio espacio interior, podemos ir desarrollando conocimiento y claridad acerca de nuestra verdadera identidad. De esta manera podemos diferenciar lo que hacemos, es decir, nuestros roles, de lo que realmente somos. Así, al conocernos mejor, nos daremos cuenta de que la manera en que nos vemos a nosotros mismos influye sobre la manera en que vemos el mundo. Si cambio la visión de mí mismo, el mundo cambia.

Si quiero conocerme, debo aprender a observarme. Conocerme significa darme cuenta de que la forma en que me veo a mí mismo, influye en mi percepción del mundo que me rodea. Conocerme significa tomar conciencia de la diferencia entre cuerpo y alma, entre ser y humano, entre forma y contenido. Conocerme me permite retornar a la realidad de mi paz interior inherente y volver a experimentar amor genuino y espiritual hacia mí mismo y - como consecuencia - hacia quienes me rodean.

Siempre que sea posible, apartémonos aunque sea por tan sólo unos momentos, del mundanal ruido y enfoquémonos en nuestro interior. Es en el silencio de este viaje interior donde nos daremos cuenta de cuál es nuestra verdadera naturaleza original y qué realmente es la de un ser de paz: en paz con nosotros mismos y en paz con el mundo que nos rodea. A partir de este encuentro con nuestro ser verdadero, podemos proyectarnos hacia nuestras relaciones y responsabilidades, en nuestro hogar y en el trabajo.

Una experiencia que tendremos de forma natural es que al cambiar nuestra percepción de nosotros mismos, cambia nuestra percepción de los demás.
Empezamos a sentir y verles como almas, seres espirituales, interpretando sus diversos roles en esta obra ilimitada de la vida. Comprenderemos que también son en esencia seres de paz, de amor, aunque en muchos casos se han olvidado de lo que son. Al cambiar nuestra visión, nuestra actitud cambia, y en consecuencia lo hacen nuestras palabras y comportamientos. Podremos observar como la armonía se instaura como la base de nuestras relaciones con los demás.

Cuando cambiamos, el mundo cambia...

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