Ser consciente de uno mismo no es nada fácil para la mayoría de nosotros. Estamos casi totalmente programados para ser conscientes solo de lo que pasa en el mundo «de ahí fuera». Sabemos qué tiempo hará, qué retransmiten por televisión, etc., pero apenas somos conscientes de lo que ocurre en nuestra conciencia, en nuestro yo. Nos cuesta reconocer la ilimitada variedad y calidad de pensamientos y sentimientos que constantemente estamos creando en nuestras reacciones y respuestas al mundo.
Cuando «vemos» a través de los sentimientos de la enfermedad y comprendemos la «creencia viral» que ha «infectado» nuestra conciencia; cuando no negamos las emociones que sentimos, y miramos en el interior mediante la contemplación silenciosa, es posible inducir el momento revelación que significa «ahora veo por qué me siento así, por qué estoy tan triste, por qué estoy tan enfadado, por qué estoy sencillamente asustado. Ahora veo y me doy cuenta de la creencia subyacente que estoy alimentando, que está dando forma a estos pensamientos y emociones en la raíz de esta enfermedad».
Entonces, a través del redescubrimiento de lo que es «verdad», tiene lugar la transformación en el yo. Solamente la comprensión de «la verdad» puede dominar y substituir una «creencia viral» que es la causa de la enfermedad. La curación, en este sentido, significa devolver la energía de la conciencia a su «verdadero» estado o vibración. Que esto sucede queda confirmado por la desaparición de los sentimientos de enfermedad, que son substituidos por sentimientos como la paz y la satisfacción, la compasión y la cooperación, en intenciones como el cuidado y la comprensión, «movimientos de la conciencia exentos de emociones» que modelan actitudes y comportamientos que, a su vez, crean conexiones armónicas y relaciones sanas con los demás.
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