Abrigar el deseo profundo del cambio

A medida que viajas a través de la confluencia, entre lo antiguo y lo nuevo, y si te mantienes con atención en el proceso, te darás cuenta de las tres poderosas energías que conducen la transformación: Creación, Sustento y Destrucción.

Estas energías se deslizan a través del tiempo, por entre nuestros mundos interno y externo, y se reformulan de acuerdo a nuestros más profundos deseos. Si nos mantenemos atentos, atravesaremos con elegancia y dignidad la división entre los viejos patrones de pensamiento o conciencia y el pensamiento de cada ser humano pleno, que experimenta su valía sin compararse ni competir con otros, sin dudas ni temores, el pensamiento hecho realidad.

Cuando uno se fija un objetivo y lo sostiene a través de una visualización creativa, de meditación, de actividad en armonía y de otros métodos, de inmediato libera y permite que una gran cantidad de energía se mueva para manifestar ese propósito.

Poniendo en práctica las dos primeras fases de la transformación; tan solo con abrigar el deseo profundo de querer más de la vida, de que debe haber algo mejor que esto; de que la vida está hecha para ser más mágica, viva, llena de amor, satisfactoria; sostener tales pensamientos a lo largo del tiempo invocarán el cambio.

Sin embargo, si no dejamos participar del juego al flujo natural de la tercera etapa, no podremos avanzar a la fase de transformación, donde se involucran las tres energías. Nos quedaremos estancados en la lucha entre lo viejo y lo nuevo. 

Aunque llegará el momento en que aquello que ya está viejo, y no tiene que ver con el nuevo “yo”, morirá: el ego, los patrones internos de pensamiento, las estructuras externas; el despojo de aquello que no le sirve al nuevo yo, ni le servirá más.

 

Extracto del libro:
Las cuatro caras de la mujer.
Restaurando tu auténtico poder. Recobrando tu belleza eterna
Ed. Vergara
Caroline Ward

 

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