Cualidades del alma

Somos seres divinos, aunque ya no estemos acostumbrados a pensar acerca de nosotros mismos con esta perspectiva. El propósito de una buena práctica espiritual es permitir que la divinidad resurja en nuestra personalidad. Cuando pensamos que estamos haciendo que surja algo que ya está ahí en nuestro interior, en vez de forzarnos a adoptar nuevos comportamientos, el proceso de auto-transformación se vuelve más fácil.

Éstas son algunas de nuestras muchas cualidades originales, escritas en la forma de afirmaciones:

Aceptación, reconozco y abrazo el beneficio que hay en cada momento y la belleza que hay en cada alma.

Precisión, mi atención, cuidado y consideración inspiran entusiasmo y confianza a todos los que me rodean.

Libre de preocupaciones, acepto la responsabilidad sin que sea una carga y afronto el futuro sin miedo.

Compasión, mantengo una visión clara y firme de la bondad y especialidades de cada uno y coopero en que restablezcan su confianza en sí mismos.

Contentamiento, permanezco sin afectarme en medio del cambio constante, manteniendo el reconocimiento de mi valía y virtudes.

Determinación, tengo fe en mi habilidad de cambiar, y el coraje para llevar a cabo esos cambios se refleja en todas mis acciones.

Entusiasmo, mi apreciación y amor hacia todo lo que se me presenta en mi camino le otorga vida a cada situación.

Libertad, no me dejo afectar ni cargarme debido al pasado o el futuro y así estoy libre para experimentar la verdadera esencia de mi ser, ahora.

Generosidad, comparto con todos los demás lo que valoro en mí mismo, con manos abiertas y corazón abierto.

Amabilidad, entro en la actividad y la interacción con los demás desde un espacio de tranquilidad y confianza, ofreciendo regalos de amabilidad y confort sin molestar ni perturbar.

Felicidad, fácilmente veo la belleza de la vida, escucho su canción y danzo con su música porque estoy profundamente contento con quién soy.

Esperanza, abro la ventana a un brillante futuro cerrando firmemente la puerta al pasado.

Humildad, reflejo el tranquilo conocimiento de mi propio valor y el igual valor de los demás en cada pensamiento y acción míos.

Introversión, disfruto de tocar la quietud y el amor puro que yace en el centro de mi ser.

Auto-respeto, abrazo el viaje hacia mi pleno potencial, apreciando mis cualidades y promoviendo mi cambio interior.

Confianza, me muevo por la vida con confianza, conociendo la plenitud de quién soy y la bondad inherente de los demás.

Fortaleza, doy apoyo y protección a mí mismo y a los demás, al creer en mí mismo y en la fuerza consistente y tranquila que yace en mi interior.

Liviandad, permanezco dentro de la felicidad del momento presente y así me libero de las cargas del pasado y de las preocupaciones del futuro.

Paciencia, estoy dispuesto a permitir que el tiempo y la vida avancen a su propio ritmo, sin perder de vista mi destino.

Positivo, soy consciente del profundo significado de cada situación y disfruto de cada lección que la vida me ofrece.

Pureza, permanezco en mi espacio sagrado interior y permito que la luz de la verdad me limpie.

Sencillez, trato las complicaciones de la vida con una mente clara y equilibrada que está libre de deseos.

Tolerancia, aprecio la riqueza que las diferentes opiniones y perspectivas aportan al tapiz de la vida y así permanezco calmado y contento.

Sabiduría, soy guiado por la riqueza de la experiencia acumulada en mí y por una calmada apreciación de las lecciones de la vida.

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