Si pudiéramos ver cuán hermosos somos en nuestro interior, cuán hermosa es el alma, nos enamoraríamos de nosotros mismos. Hay una gran belleza en el ser pero no la podemos ver. Esto es un gran reto. Mirar en el espejo y ver qué es lo que tenemos, lo que buscamos, lo que sentimos.
El progreso es diario y puede tomar tiempo. Debemos ser héroes transformadores y no actores justificadores. No podemos, simplemente, pedir a Dios que haga el cambio. No es que Él no quiera, sino que si nosotros mismos no lo hacemos es porque no lo queremos. Dios nos respeta y nos ha dado el derecho de escoger. Por eso hay que querer cambiar y alimentar nuestro propio deseo de ser felices, de estar satisfechos, de ser independientes.
Cada paso tiene importancia y no hay que perder la esperanza por imposible que parezca. Es un proceso, una distancia. Debemos elegir, frente a cada situación, la actitud positiva a tomar.
Extracto del libro:
Meditar para ser feliz.
El arte de manejar las emociones
Ed. Brahma Kumaris
Valerianne Bernard
Marianne Lizana
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