El origen de nuestro dolor personal y de la oscuridad que impregna nuestras relaciones se encuentra en nuestro propio espíritu. El dolor está ahí porque nos hacemos esclavos de la gente, las circunstancias, los objetos y las ideas, incluso de nuestras propias expectativas. Construimos nuestras propias prisiones, cuyos barrotes están definidos por nuestros apegos, falsas creencias y conceptos erróneos.
Si queremos vivir en un mundo mejor, más armonioso, algo que la mayoría de nosotros quisiéramos, tenemos la oportunidad de cumplir nuestra parte en ese proceso. Esto significa liberarnos de nuestros limitados apoyos y nuestras dependencias de las cosas efímeras de la vida, como nuestras posiciones, posesiones y prestigio.
Esto significa cambiar nuestra relación con estas cosas y trabajar alegremente por un nuevo amanecer, en un proceso de cambio que solamente puede iniciarse dentro del individuo. Es a nosotros que corresponde comenzar a repararlo.
Es nuestro despertar espiritual lo que puede transformar el mundo en todos los niveles: primero nuestra identidad, luego nuestro estado de ser, luego nuestras intenciones, luego nuestras actitudes y después nuestras acciones.
Al dirigirnos nuevamente hacia la Fuente del amor y de la luz, el ser vuelve a su estado puro y amoroso original. La consecuencia es una transformación del mundo interno, de consciencia, que, a su vez, se refleja en la transformación del mundo externo que todos compartimos. Cuando cambiamos, el mundo cambia.
La transformación profunda es un proceso que “va de incógnito” dentro del ser. Mediante la meditación, despertamos y reestablecemos nuestras verdaderas, pacíficas identidades. A través de la práctica del yoga (unión) absorbemos la luz de la verdad y el amor de la Fuente y adquirimos poder espiritual.
Después, podemos compartirlo con los demás al irradiar nuestra energía espiritual y reflejar, suave y sencillamente, la luz de la Fuente hacia el mundo; los efectos de nuestra propia transformación llegan a los otros como una invitación a hacer lo mismo.
Comentarios. 3
Mensaje sencillo, revelador y poderoso.
Gracias!