Una de las mayores formas de coraje es la capacidad de afrontar la propia negatividad sin culparse ni sentirse mal consigo mismo, y luego proponerse cambiar.
Ante todo, me pongo en contacto con mi núcleo espiritual más profundo, mantengo la mente clara y tranquila. Al reflexionar en todas las cosas que tomo a mi cuidado vislumbro mi innata bondad.
Con mi consentimiento, Dios puede entonces mostrarme mi naturaleza afectuosa y compasiva que incluso merece llamarse divina.
Cuando acepte que mi ser superior divino no está separado de mí sino que es la esencia de lo que soy, tendré el coraje de desprenderme de los pensamientos y sentimientos no deseados, podré afrontar cualquier reto dejándome guiar solo por el amor.
Extracto del libro:
El libro de las Virtudes
Ed. Brahma Kumaris
Dadi Janki
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