Me desapego y observo mi dependencia.
Veo que necesito la aprobación para avanzar,
que no me he permitido la libertad
de pensar y actuar como yo quisiera.
Observo,
no debería culpar a nadie,
porque la dificultad empieza y acaba en mí.
Los otros simplemente reflejan
lo que me niego a reconocer en mí.
No puedo esquivarme eternamente,
el espejo del tiempo refleja la realidad,
que reivindica su presencia.
Ceso de culpabilizar y acusar,
evito la tentación de caer en la desesperación,
de aislarme y justificar mis “razones”.
Ya no busco el apoyo de aquellos
que bendicen mi indignación.
Estoy dispuesto, con toda la valentía
y humildad de que soy capaz,
a aceptar que ya es hora de que
“yo cambie”.
Extracto del libro:
Los 4 movimientos naturales.
El arte de discernir
Ed. Brahma Kumaris
Anthony Strano
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