Las cosas más poderosas son invisibles. Por ejemplo, las raíces de un árbol, los cimientos de una casa, el átomo, esencia de la materia.
Un ser humano es cuerpo y alma, espíritu y materia, que trabajan juntos, que colaboran, el cuerpo es como el hardware de un ordenador y la energía espiritual, el alma, es un diminuto chip de luz en el que todo está grabado. En el silencio introspectivo, entramos en ese chip de luz, que en realidad es un punto de energía luminosa que nosotros podemos recordar y redescubrir.
Este chip de luz invisible empieza a funcionar con efectividad cuando se conecta con su conciencia originaria y reactiva las cualidades originarias, las cuales capacitan al alma para trabajar y expresarse de forma natural.
La conexión se realiza a través del poder de la concentración; a eso se le llama “conciencia del alma”. El proceso de experimentar esta conciencia del alma se lleva a cabo en la meditación: reuniendo todos los pensamientos de la mente, creando un pensamiento concentrado y yendo hacia el interior muy dulcemente para conectar con el yo originario, el alma.
Para dar estos primeros pasos y concentrar los pensamientos, usamos la conciencia positiva de “soy”, o lo que se llama conciencia “Om Shanti”. “Om” significa “soy”, con el significado profundo de “soy un alma”. Con este conocimiento, viene la experiencia de una identidad espiritual original.
El alma tiene cinco cualidades primarias; podemos decir que son los colores primarios de nuestra humanidad con los cuales pintamos el cuadro de nuestras vidas: paz (cualidad original del ama, en que armonizo con todo cuanto me rodea), pureza (soy lo mismo dentro y fuera), amor (“cuido”, comparto y libero), conocimiento (saber y ser lo que soy para siempre y de verdad) y felicidad (expresión natural de la alegría de vivir e interactuar con los demás).
Extracto del libro:
Pensamiento oriental para la mente de occidente.
Visión del Raja Yoga
Ed. Brahma Kumaris
Anthony Strano
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