Si plantamos una semilla de pensamientos limpia y positiva y nos concentramos en ella, le damos energía, así como el Sol da energía a una semilla en la tierra. Y tal como la semilla en la tierra despierta, se aviva y empieza a crecer, los pensamientos en los que nos concentramos despiertan, toman fuerza y empiezan a crecer. Así que sembremos pensamientos positivos.
Cada mañana, antes de que iniciemos el viaje del día, sentémonos en calma, en silencio, y sembremos la semilla de la paz. Paz es armonía y equilibrio. Paz es libertad de la carga de negatividad y desperdicio. Hagamos que la paz encuentre su hogar en nosotros. La paz es nuestra fortaleza original, nuestra eterna tranquilidad del ser.
En lo profundo de nuestra conciencia hay un oasis de paz. Es como el núcleo del alma. Es una fuente de poder interno que abastece nuestra mente e intelecto, de forma que podamos crear pensamientos poderosos, positivos y elevados y tomemos decisiones precisas. Si aprendemos a ir a este centro, la paz será nuestra compañera, la positividad nuestro socio, y seremos capaces de refrescarnos en un segundo, en cualquier lugar, en cualquier momento. Retornar al centro del ser es el viaje de un segundo. Es el destino regular de las almas sabias. Y es la fuente de nuestro poder y paz.
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