Observar significa tomar una nueva posición mental en cualquier situación o relación que nos encontremos.
La observación es una habilidad silenciosa, una habilidad que necesitamos para aprender si hemos valorado claramente que los cambios positivos son necesarios en una situación particular, o en la relación con una persona.
Ser un observador imparcial significa tener la mente clara y libre y, por lo tanto, abrirnos a nuevas perspectivas mientras aprendemos a escuchar y sintonizar con la realidad de los demás.
Ser capaz de observar nos permite ser creativos, productivos y efectivos, ya que se crea un espacio para una verdadera y mejor comprensión.
Si no conseguimos aprender este arte de observar, es probable que reaccionemos y quedemos absorbidos en la negatividad de la otra persona o del hecho. Estaremos perdidos en las arenas movedizas del “¿Qué es lo que va mal?”, lo cual nos impide arreglar lo que esté mal.
Al absorber y llenarnos de emociones negativas, nos volvemos pesados y nos quedamos paralizados sin poder hacer nada. La gravedad de la sobrecarga no nos permite elevarnos por encima de la situación y percibir la realidad de lo que está sucediendo. En consecuencia, perdemos la perspectiva y reaccionamos de una forma desmesurada.
Viendo el panorama entero podemos ver más allá pudiendo imaginar y pensar otras realidades posibles.
Extracto del libro:
Pensamiento oriental para la mente de occidente
Visión del Raja Yoga
Ed. Brahma Kumaris
Anthony Strano
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