¿Qué es silencio? El silencio es la base de la cercanía a la vida. Si no
experimento silencio en mi interior no puedo escuchar y si no puedo escuchar no
puedo sentir al otro. Si no puedo sentir al otro no me puedo comunicar con él.
Puedo hablar, pero no me puedo comunicar. Por ejemplo, dos personas pueden
estar hablando en el mismo idioma sin escucharse la una a la otra, mientras que
otras dos personas puede que no hablen el mismo idioma y sin embargo son
capaces de captar las vibraciones y ver qué está sucediendo a través de la
mirada.
El respeto, la amabilidad, los buenos sentimientos, se transmiten más allá del
idioma de nuestras palabras. Así que el silencio es un idioma también. También
es como un medio de comunicación invisible, mediante el que podemos enviar a
cualquiera buenos pensamientos y buenos sentimientos y lo pueden captar.
En la gramática del silencio, el aspecto más importante es saber poner un punto
final. Con frecuencia tenemos un exceso de pensamientos, demasiadas
emociones erróneas, demasiada crítica y juicios. Tenemos que ser capaces de
ver esto y saber poner un punto final, en un instante.
El silencio me proporciona un espejo en el que me puedo ver a mí mismo.
¿Cómo estoy pensando en este momento? ¿Qué sentimientos hay en mi espacio
interior? ¿Qué visión tengo hacia los demás y hacia mí mismo? Cuando entramos
en exceso en las emociones, empezamos a juzgar mucho y fácilmente ponemos
etiquetas a los demás. Con frecuencia, la mayor parte de las personas existen
para nosotros en base a etiquetas que les ponemos, basadas en sus cualidades,
talentos o defectos y debilidades. Muchas etiquetas.
Cuando entramos en el lenguaje del silencio, nos volvemos muy democráticos.
No vemos las etiquetas y somos capaces de conectar con la esencia del otro, con
su realidad.
En el silencio vivimos en el momento presente. No nos perdemos en el pasado,
aprendemos del pasado pero no nos arrepentimos. Si seguimos en el
arrepentimiento quiere decir que no hemos aprendido. Desde el silencio
comprendemos que la culpabilidad y el arrepentimiento no nos lleva a ningún
lugar. Tampoco vivimos en el futuro, lo qué debería suceder o podría suceder.
También es irreal. Estamos en el presente, y desde el presente tomamos el
beneficio de la oportunidad éste nos brinda. El silencio es la base de la verdadera
sabiduría.
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