Para ir de lo físico a lo inmaterial tengo que recordar que la conexión con mi Cara Eterna busca ponerme en armonía con sentimientos puros y delicados; se trata de sintonizar con la esencia.
Me siento cómodamente e imagino que voy a visitar “La casa del ser”. Estoy de pie frente a un hermoso portal. Siento cierta excitación al pensar que estoy a punto de regresar “a casa”, a mi interior. Pero también sé que este es un proceso gradual que llegará a su debido momento y que debo ser paciente.
Comienzo a sentir el metal frío de la llave en mi mano. Miro hacia abajo y veo mis pies. Recuerdo que es mi llave, mi portal, mi casa. Estiro la mano, pongo la llave en la cerradura y abro sin esfuerzo. Atravieso el portal y camino por el sendero que me llevará a esa casa encantadora, recibo el calor del sol sobre mi piel y la suave brisa que acaricia mi cabello. Escucho el sonido de mis pasos sobre el sendero y siento la textura del suelo bajo mis pies.
Me detengo al llegar delante de la puerta. Aquí tengo la oportunidad de dejar cualquier carga que pueda entorpecer mi viaje. Pasaré por aquí al salir y puedo recuperarlo si quiero. Así que me deshago ahora de lo que quiero dejar atrás.
Comienzo a caminar hacia ese lugar, ese espacio que es la “Cara Eterna”. Puede ser un espacio cerrado dentro de la casa, o un lugar especial del jardín o el patio. Ahora no pienso, solo avanzo. Donde sea que vaya será un lugar hermoso, cómodo, y donde me sentiré totalmente en casa.
Ahora ya siento la comodidad de estar “en casa”. Mientras más me permio descansar en este lugar, más me doy cuenta de que yo soy este lugar. Tan solo imagino que puedo acostumbrarme, acomodarme, absorber la atmósfera del lugar. Basta con que me sumerja y me deje ser. Permanezco aquí por unos minutos, disfrutando de la sutil sensación que me comunica este espacio.
Después de un rato... comienzo, poco a poco, a concentrarme y avanzo hacia la puerta principal de la casa, llevando conmigo los delicados sentimientos y energía con que me he conectado en este lugar. Son míos, para llevarlos al mundo exterior. Me encamino por el sendero, cerrando la puerta detrás de mí, pero manteniendo intacta la experiencia de haber sintonizado con la belleza, con mi esencia.
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Pero luego salgo recargada de estar ahi libre, contenida y puedo salir recargada para ser faro y guia y llevar la luz a los que me rodean a través de mi experiencia espiritual.
Conecta con nuestro verdadero ser